sábado, 29 de enero de 2011

Buscando soportes documentales tan resistentes com el papel de fumar

Los fundamentos teóricos del movimiento europeo que acabó dando lugar a la creación de la Comunidad Europea en el año 1957 se pueden remontar a junio de 1940. Tres antifascista italianos, Eugenio Colorni, Ernesto Rossi y Altiero Spinelli redactaron el documento Hacia una Europa libre y unida confinados en la prisión de Ventotene. Este documento fue publicado años después, en 1944, bajo el título de Manifiesto de Ventotene. El documento transmitía esencialmente dos de los principios fundamentales de la europeísmo: la abolición de la división de Europa en estados nacionales soberanos y la sujeción de las fuerzas económicas al hombre. Esta historia ha sido recientemente recordada por Alfred Pastor, profesor de IESE (La Vanguardia, Suplemento "Dinero", 16.01.2011, p.12). Uno de los elementos más relevantes según Pastor, es que este manifiesto tan decisivo se escribió de forma clandestina sobre papel de fumar. La metáfora: una Unión Europea originada sobre algo tan frágil como el papel de fumar y que, sin embargo, se ha convertido en una fuerza económica a nivel mundial de primer orden. El simbolismo de unas ideas fundamentales expresadas en un apoyo tanto débil es algo que gusta a los cazadores de grandes momentos históricos, de hechos decisivos, de situaciones cruciales. Lo que verdaderamente habría que recordar es cómo la relevancia de aquellos antifascistas llevó a que sus ideas, inicialmente escritas en papel que no habían utilizado para fumar (probablemente la ley anti-tabaco avant-la-lettre de las prisiones de la II Guerra mundial era mucho más restrictiva que la actual), fueron copiadas en soportes más estables que permitieron su comunicación y difusión posterior. Otros protagonistas de aquella Guerra, con ideas tanto o más relevantes que estas, no tuvieron la misma suerte.

Los soportes han sido importantes durante siglos para transmitir las ideas, las leyes, los actos y hechos de naturaleza jurídica de las sociedades que han creído en la escritura. En las sociedades sin escritura los soportes les dan igual. La tradición oral es la garantizadora de la memoria y los derechos y deberes de sus miembros. En las sociedades escritas, soportes como la piedra, el pergamino, el papiro o el papel, han permitido la transmisión de la naturaleza jurídica de los actos de sus miembros con la garantía de la capacidad para superar la prueba del tiempo. Cientos y miles de años avalan muchos de estos apoyos, pero no por ello han recibido el beneficio del mito. La mitología que rodea el uso de soportes inestables para los grandes momentos de la historia (ejemplos ilustres van del papel de fumar de Ventotene, a la servilleta de papel del primer contrato de Lionel Messi -hay mitos y mitos, lógicamente-), ha permitido que lo que transmitían estos soportes haya sido objeto de copia y rememoración con posterioridad. Esto es lo que ha hecho fuertes estos soportes y no su naturaleza física. Los soportes originales, en este caso, irán directos al Museo, el gran templo de la contemplación pasiva de artefactos históricos. La transmisión posterior, la imaginería popular y la memoria harán el resto, sea para bien o para mal.

Como diplomatistas el problema del apoyo es fundamental y sobre todo ante el advenimiento de los documentos digitales. En este ámbito los soportes son inestables, por sí solos sólo aportan información sobre el propio soporte, pero no del contenido del documento. El soporte se puede separar físicamente del mensaje transmitido sin alterar ninguno de los componentes del documento. Los documentos pues, pueden tolerar la degradación de los soportes e ir siendo refrescados en soportes nuevos. Ahora bien, esto obligará a ser constante y eficiente en estos cambios. ¿Lo admitirá así nuestro sistema jurídico? ¿Los soportes electromagnéticos que hay detrás de cualquier "librería" de cintas serán suficientemente poderosos a los efectos de preservar a largo plazo los derechos y deberes, la memoria y las ideas de los miembros de nuestro sistema jurídico? No hablamos de documentos a secas, sino de los valores profundos que emanan de su existencia. Todo apunta a que no, que jamás serán tan solventes como lo pudieron ser el pergamino o la piedra. Ante la inconsistencia de los soportes, la estrategia será el recopiada, el llamado "refresco" de soportes y el traslado continuo de la información en soportes nuevos. ¿Los documentos se disuelven en información, los soportes se disuelven en contenedores efímeros y expresamente débiles. La consistencia de nuestras sociedades se fundamentará en una nueva oralidad? ¿Los testimonios orales volverán a ser la base de nuestra credibilidad? Quizás sí. De sociedades no escritas ha habido desde antiguo. Los visigodos no escribían hasta que conocieron los romanos. Ahora bien, se las recuerda precisamente porque el conocimiento de estos se puso por escrito en soportes estables que sí han sido recopiados con posterioridad.

Es importante admitir una realidad. Aunque digamos que algunos soportes como el pergamino son más estables que las cintas electromagnéticas, todos los soportes, sean más resistentes o menos, han tenido siempre un problema de pérdida de integridad. Esta propiedad esencial ha estado siempre en entredicho y con dificultades ha podido superar las viscisitudes de las personas, el hambre de algunos insectos y las inclemencias del tiempo. Por tanto, los soportes han sido y son, limitados. Ahora bien, la necesidad de registrar ha existido y existe en la actualidad, por lo que no podemos renunciar a soportes que nos lo permitan. Debilidad y necesidad se combinan. El problema no radica en la naturaleza de los soportes, sino en la consideración humana que tenemos de la utilidad de los soportes. Preservar la memoria documentada necesitará de soportes más resistentes. Priorizar el uso inmediato y contemporáneo de la información y frivolizar un posible uso posterior llevará a soportes menos resistentes. ¿Quién ganará? Seguramente los que consideren que las ideas buenas y fundamentales no entienden de debilidades y acaban superando la prueba del tiempo, con independencia del tipo de "papel de fumar" utilizado. ¿La defensa de los derechos y deberes ciudadanos, su propia historia, aunque no la de los grandes reyes o personajes políticos más influyentes, gozarán del derecho de la larga preservación? Archiveros y diplomatistes quizás sí que hacemos una labor social y democrática en este sentido.

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